5 de agosto de 2015

Javier Sologuren escribe sobre Lizardo Cruzado

Nota aparecida por primera vez el 24 de mayo de 1991 en el diario El Peruano, cinco años antes de la publicación de Este es mi cuerpo (Camión Editores), único poemario de Lizardo Cruzado (1975). La referencia bibliográfica al final del texto.

SEÑAS DE UN POETA ADOLESCENTE

Lizardo Cruzado
Foto: Este es mi cuerpo (Facebook)

A un siglo de la muerte de Rimbaud, un adolescente (de quince años para ser exactos), en la provincia peruana, desata con extraña fuerza los negros, los furiosos vientos del desorden lujoso y de la libertad sin recortes. Su nombre: Lizardo Cruzado Díaz; sus libros —aún inéditos—: El hombligo del hombre (escrito así con caprichosa y conciente ortografía) y Retorno a la lejanía.

¿Cómo es que sabemos de él? Lo sé con Blanca Varela y Antonio Cisneros, pues fuimos miembros del jurado del Sexto Concurso Infantil, Juvenil y Mayores de Cuento y Poesía del Norte Peruano, convocado por el Suplemento Cultural Lundero del diario La Industria. Leímos, no hace mucho, las cien páginas largas (pues sus poemas discurren por el viejo formato de papel de oficio) y sembradas de singulares y felices sorpresas.

20 de octubre de 2014

Presentación del poemario "Cartas a una reina", de Ray Paz Quesquén



24 de julio de 2014

José Watanabe escribe un poema en homenaje a Oquendo de Amat


FILM DE LOS PAISAJES*
(Guión) (Homenaje a Oquendo)


1. EXTERIOR. CAMPO CON IGLESIA. DÍA

Un cura perdona al mundo echando una gran cruz al aire.
El sol toca la campana de algodón de la torre.
Una nube entra en la iglesia y (se supo después) aureola
a San Pedro.
Otra nube baja y orina entre las cucardas.
El poeta escribe en su Cuadernos de los paisajes:

Las nubes
son el escape de gas de automóviles invisibles.


2. EXTERIOR. URBANIZACIÓN LEURO, MIRAFLORES. DÍA

Un ángel de largas piernas se posa sobre dos azoteas.
El cartero reparte postales blancas donde se adivina
Holanda.
Una bicicleta olvidada en un jardín se lame la pata.
En la puerta de su casa un padre atraviesa a su hijo con un rayo de sol para que no lo olvide nunca.
El poeta murmura: