6 de enero de 2016

Enrique Verástegui: Splendor (Ética)

La monumental obra de Verástegui, antes llamada Ética y escrita entre 1972 y 1994, para leer online.  Este es un aporte del camarada Naricso Per Vert.

Enrique Sánchez Hernani con Enrique Verástegui (Cañete, julio de 1987)
  1. Monte de goce (o del pecado). Lima: Jaime Campodónico editor, 1991.
  2. Taki Onqoy (o de la redención). Lima: Lluvia Editores, 1993.
  3. Angelus Novus (o de la virtud). Parte I. Lima: Ediciones Antares, 1989. Parte II. Lima: Ediciones Antares & Lluvia Editores, 1990.
  4. Albus (o de la gnosis). Lima: Editorial Gabriela, 1995.
Dato adicional: hace 3 años se publicó en México con el nombre de Splendor. Epistemología y ética de la complejidad la edición definitiva de esta obra. Aquí puedes leer el prólogo escrito por Yaxkin Melchy.

5 de agosto de 2015

Javier Sologuren escribe sobre Lizardo Cruzado

Nota aparecida por primera vez el 24 de mayo de 1991 en el diario El Peruano, cinco años antes de la publicación de Este es mi cuerpo (Camión Editores), único poemario de Lizardo Cruzado (1975). La referencia bibliográfica al final del texto.

SEÑAS DE UN POETA ADOLESCENTE

Lizardo Cruzado
Foto: Este es mi cuerpo (Facebook)

A un siglo de la muerte de Rimbaud, un adolescente (de quince años para ser exactos), en la provincia peruana, desata con extraña fuerza los negros, los furiosos vientos del desorden lujoso y de la libertad sin recortes. Su nombre: Lizardo Cruzado Díaz; sus libros —aún inéditos—: El hombligo del hombre (escrito así con caprichosa y conciente ortografía) y Retorno a la lejanía.

¿Cómo es que sabemos de él? Lo sé con Blanca Varela y Antonio Cisneros, pues fuimos miembros del jurado del Sexto Concurso Infantil, Juvenil y Mayores de Cuento y Poesía del Norte Peruano, convocado por el Suplemento Cultural Lundero del diario La Industria. Leímos, no hace mucho, las cien páginas largas (pues sus poemas discurren por el viejo formato de papel de oficio) y sembradas de singulares y felices sorpresas.

24 de julio de 2014

José Watanabe escribe un poema en homenaje a Oquendo de Amat


FILM DE LOS PAISAJES*
(Guión) (Homenaje a Oquendo)


1. EXTERIOR. CAMPO CON IGLESIA. DÍA

Un cura perdona al mundo echando una gran cruz al aire.
El sol toca la campana de algodón de la torre.
Una nube entra en la iglesia y (se supo después) aureola
a San Pedro.
Otra nube baja y orina entre las cucardas.
El poeta escribe en su Cuadernos de los paisajes:

Las nubes
son el escape de gas de automóviles invisibles.


2. EXTERIOR. URBANIZACIÓN LEURO, MIRAFLORES. DÍA

Un ángel de largas piernas se posa sobre dos azoteas.
El cartero reparte postales blancas donde se adivina
Holanda.
Una bicicleta olvidada en un jardín se lame la pata.
En la puerta de su casa un padre atraviesa a su hijo con un rayo de sol para que no lo olvide nunca.
El poeta murmura:

23 de julio de 2014

Homenaje a Jorge Eduardo Eielson

LOS NUDOS INFINITOS:
Homenaje a Jorge Eduardo Eielson
Agosto, 2014 / Trujillo (Perú)


Más adelante mayor información..

5 de abril de 2014

Actualización #5: Mario Vargas Llosa ensayista

LA ORGÍA PERPETUA 
Flaubert y Madame Bovary
La orgía perpetura
Fragmento del prólogo:
«Leí Madame Bovary pronto hará medio siglo y no exagero al decir que esa novela cambió mi vida. Me descubrió a Flaubert, que ha sido uno de mis maestros y mis autores de cabecera desde entonces y de alguna manera difícil de explicar me ayudó a descubrir qué clase de escritor aspiraba a ser. Además, cada vez que la he releído, de principio a fin o fragmentos, he gozado infinitamente, por la solidez de su construcción, la limpieza y eficacia de su estilo y las interminables sugerencias y ramificaciones que despierta la intensa y trágica historia de esa campesinita normanda que quiso vivir todas las aventuras que cuentan las novelas y lo pagó tan caro». 

3 de marzo de 2014

Jorge Pimentel recuerda a Juan Gonzalo Rose

Nota publicada bajo el título «Juan Gonzalo y yo: entre el solsticio y el rayo de la orquídea» en Ideele Revista, Nº 155, junio de 2003.

Juan Gonzalo Rose

La mañana del 15 de marzo de 1983, un gran ventanal del piso trece del Hospital del Empleado era todo lo que en la vida nos resumía, a mí y a mi madre. El cielo limeño nos dibujaba como a personajes de una película de Buñuel, colocados en un abismo. Toda esa zona de Jesús María, con enfermos y funerarias y mercachifles, era para vomi­tar, equivocarse, trastabillar, enojarse o, definitivamente, bajar los brazos y abrir la boca para desencadenar una sola palabra: hemos perdido.

***

Ascensores repletos, pasillos repletos, angustia total. Uno quiere ayudar a todo el mundo. Sanar a todo el mundo. Pero uno quiere ser fuerte y no caerse. Pero uno, como el tango, "uno, lleno de esperanzas", tiene ya treinta y tantos, y no la ve. Y sigue con el gobierno que se merece.

Con esas palabras me alejé del Hospital del Empleado. Afuera, ya en la calle, me esperaba mi amigo Alberto Escalante. Diseñador gráfico y un todoterreno. Había abierto el capó de su carro, un Peugeot arrancado de una película con Jean Gabin, que habíamos apodado "el Micky Mouse". Había acondicionado el motor, lo ponía a punto, porque teníamos que ir a la imprenta donde se estaba por imprimir mi libro Palomino. Y había urgencia. Quería que sea una sorpresa para mi madre.

Además teníamos que ir a Chosica, a tomar unas fotos con el Chino Domínguez, para un dossier que acompañaría los poemas. Entonces vida y muerte se daban la mano. En Chosica encontré una cantinita que llamé Palomino, llena de chancays y portolas, de cilindros de kerosene y de cerveza. Cerca de la línea de los trenes. Allí escribí 102 poemas. Todos los días iba y venía de Chosica. Quería que mi madre viera mi libro, lleno de gatos negros, lleno de trenes mohosos, detenidos, deshabitados y lluviosos. "¡Acá hay brujería!", gritó el Chino Domínguez, y rápidamente lanzó sus dados africanos sobre el puente colgante de Chosica. Y ya tenía mis doce fotos, que integrarían mi libro Palomino.

De pronto grité: "¡Enfermera, tráigame una cinta scotch!", y pegué el afiche del libro y unas fotos del Chino en la pared del cuarto del hospital. Esos eran los días del hospital. Atiborrados de nostalgia, de urgencias, de besos al aire, de arrastrar los pies, de mirar el porqué, y el cómo, no sé qué; de esperar milagros y esperar cogidos de las manos, y sonreír por qué un domingo.

5 de febrero de 2014

Xavier Abril: "Prefiero que se me recuerde por mi inconformidad"

Entrevista realizada por Eduardo Espina* en Montevideo, ciudad donde Xavier Abril, que para ese entonces ya tenía 82 años, se había establecido desde la década del cincuenta. El autor de Difícil trabajo habla sobre su amistad con Vallejo, la literatura "comprometida" y el marxismo; también emite severos juicios sobre escritores latinoamericanos como Pablo Neruda, Octavio Paz y Mario Benedetti; finalmente, explica algunos aspectos de su poética y su obra crítica.

Xavier Abril

(...)

Comenzaste a escribir muy joven, siendo todavía un adolescente con unos poemas que hoy leídos en la distancia resultan verdadero anticipo del surrealismo, en cuanto la fecha es 1921. Pero quiero que me cuentes un poco de tus comienzos en el mundo intelectual de la época.
Mi relación con el mundo literario de ese entonces comienza en 1923, con colaboraciones en las revistas Mundial y Variedades, que algún peruano quizás recuerde. Después colaboré literariamente en la Revista de Vanguardia. Mi primera etapa fue en Lima. Claro está que por aquellos años conocía a Vallejo, que fue algo sensacional.

Déjame hacer números. Si mal no cuento, tu relación de amistad con Vallejo comienza cuando tenías 17 años y él 30...
Sí, Vallejo era del 92 y yo soy del 5. Lo conocí en el 22 y nos vimos varias veces pasajeramente en Lima, pero nuestra amistad se afirmó en Madrid en 1926, cuando yo fui por primera vez a Europa.

¿Cómo fue el primer encuentro?
Vallejo fue una noche a mi casa a ver a mi hermano Pablo, de la misma edad de él y con quien había estudiado en la Facultad de Letras. Mi hermano no estaba y Vallejo me dijo: "entonces vamos nosotros a dar una vuelta". La vuelta duró hasta las cinco de la madrugada. No puedo recordar todos los detalles del primer encuentro, pues la época es lejana y mi memoria ya no funciona tan bien, pero recuerdo que fue un encuentro de admiración y de asombro. Esa fue una aventura increíble. Pero como te decía, nuestra gran amistad comenzó en Madrid, pues yo ya colaboraba en Amauta y la nuestra era una amistad literaria, mucho más que antes.

22 de noviembre de 2013

Danilo Sánchez Lihón: Un ángel caído del cielo

Semblanza de Luis Valle Goicochea, autor de Las canciones de Rinono y Papagil y fundador de la (verdadera) literatura infantil en el Perú.

Vallecito con los hábitos franciscanos
1.

Era Luis Valle Goicochea un ángel caído del cielo. Totalmente inerme, indefenso, expuesto al mundo arisco, despiadado y cruel de cada día.

Ante el cual batirse con toda la ingenuidad y la bondad herida que a él lo aprisionaba, era una batalla anteladamente perdida.

Era un ángel doblegado, pero no réprobo. Porque no todos los ángeles con algo de extravío son quienes entraron en rebelión con el padre y se hicieron protervos, sino que la mayoría de poetas son ángeles desterrados y desguarnecidos.

Pero este era un ángel despeñado, aunque conmovedoramente bueno. No es que pretendiera el trono y fuera castigado haciéndose execrable y siniestro.

En él ocurría lo contrario: a todo renunciaba. Y bebió el cáliz de la dulzura hasta probar su gota más fatal y amarga.

Ángel calmo, apacible y desvalido; habitando el horror del mundo ante el cual no tenía ningún escudo ni adarme con qué defenderse.

Una “rara avis” entre los seres humanos. Un ser signado con un estigma en la frente y en el alma, en quien hicieron mella todos los dardos, lanzas y espadas, sin que hubiera rodela o broquel tras el cual pudiera guarecerse.

3 de noviembre de 2013

Antenor Orrego proclama a Vallejo genio de la poesía americana

Durante las primeras décadas del siglo XX surge en Trujillo el Grupo Norte, agrupación de gran influjo en el desarrollo cultural de nuestro país. Estuvo integrado, entre otros, por Antenor Orrego, César Vallejo y Víctor Raúl Haya de la Torre. Este último es quien narra el episodio en una carta dirigida al historiador y crítico literario Luis Alberto Sánchez. La referencia bibliográfica al final del texto.
A. Orrego (por Julio Esquerre Montoya)

10 de octubre de 2013

Jorge Díaz Herrera: La sinfonía de Aranjuez

Extraído de La agonía del inmortal (1980). Madrid: Cátedra. También aparece de forma individual en la Revista Peruana de Cardiología, vol. 1, nº 1 (agosto - setimbre 2000).

LA SINFONÍA DE ARANJUEZ

Jardines de Aranjuez (Madrid)

"Maribel espera en la estación de Aranjuez. Cuando en los jardines del príncipe dan las cuatro de la tarde, el corazón de Maribel es una muchedumbre. Ella está en su cita, y él a punto de llegar. Sus miradas brincan entre los rostros de quienes descienden del tren. Y el tren que vino, se va. Maribel está al borde de las lágrimas. Pero la fortaleza de aquel amor nacido para perdurar la convierten en la mujer irreductible contra cuya esperanza nada han podido las reflexiones ni las iras de don Aristóbal: Maribel descubre, en la fuente de la plaza, que el murmullo del agua es la cara buena de la monotonía. Las palomas están ahí porque ellas también son parte del silencio perpetuo de las estatuas. La tarde crece, y ella se reparte entre las alcobas de los solitarios. Maribel es delgada, tiene los cabellos largos y la mirada inquieta, como si en lugar de ojos tuviera peces. Cuando ríe con su cabellera suelta de mujer desnuda entre las caricias de sus fugaces dueños, Maribel baila al compás de la sinfonía que todas las tardes, a las cuatro, la llena de rubores en la estación de Aranjuez.

7 de octubre de 2013

Carlos Tataje escribe un epitafio para Martín Adán

El poema ha sido tomado de Epitafios, libro ganador del Premio Copé de Plata de la XIV Bienal de Poesía «Premio Copé Internacional 2009»

Carlos Tataje en Poesía de miércoles
A Rafael de la Fuente Benavides,
Martín Adán
No quiero buenas ideas
tan sólo quiero un buen sueño
cual sarcófago del muerto
un Tuthankamon cualquiera
sin freno
por siempre eterno
navegando en el Leteo
con cuánto temor del tiempo
hoja de igual primavera 

19 de septiembre de 2013

Manuel González Prada: Baladas peruanas (1935)

BALADAS PERUANAS (1935)
Manuel González Prada
Prólogo de Luis Alberto Sánchez
Una de las características de Prada fue su preocupación estilística. Sin embargo, del examen del manuscrito de las “Baladas” aparece que no volvió sobre ellas: hay muchas que quedaron inconclusas, y todas sin corrección. En el texto se verá cómo las tituladas “Fundación del Cuzco”, “La esmeralda del Sciri”, y “Origen de los Incas”, tienen versos truncos; y cómo la bella balada de “El floripondio” y la dramática “Zupay” apenas están esbozadas. Así quedaron hasta ahora. Nunca más las tocó la mano del autor, no obstante de que las reservaba para un volumen completo de Baladas. La vida pudo más que sus deseos poéticos: no supo nunca, mientras componía las baladas peruanas, que le acechaba la dura tarea de llevar a la realidad sus cantos.
L. A. Sánchez

Manuel González Prada: Canción de la india

Don Manuel

CANCIÓN DE LA INDIA

Con almas de tigre
Se acercan los Blancos.
Esposo querido
¡Salvemos, huyamos!
Es tarde, que llegan,
Te embisten airados,
Te cubren de injurias,
Te ligan las manos.
¿Adónde te arrastran
A modo de esclavo?
¿Adónde te llevan
Cual res de un rebaño?
Te llevan, te arrastran,
A luchas de hermanos.
¡Maldita la guerra!
¡Malditos los Blancos!

16 de septiembre de 2013

Manuel González Prada: Triolets

TRIOLETS

Algo me dicen tus ojos; 
mas lo que dicen no sé. 
Entre misterio y sonrojos, 
algo me dicen tus ojos. 
¿Vibran desdenes y enojos, 
o hablan de amor y de fe? 
Algo me dicen tus ojos; 
mas lo que dicen no sé. 

 II 
Para verme con los muertos, 
ya no voy al camposanto. 
Busco plazas, no desiertos, 
para verme con los muertos. 
¡Corazones hay tan yertos! 
¡Almas hay que hieden tanto! 
Para verme con los muertos 
ya no voy al camposanto. 

 III 
Los bienes y las glorias de la vida 
o nunca vienen o nos llegan tarde. 
Lucen de cerca, pasan de corrida, 
los bienes y glorias de la vida. 
¡Triste del hombre que en la edad florida 
coger las flores del vivir aguarde! 
Los bienes y las glorias de la vida 
o nunca vienen o nos llegan tarde.

Manuel González Prada

14 de septiembre de 2013

Manuel González Prada: Exóticas; Trozos de vida (s.f.)

EXÓTICAS; TROZOS DE VIDA (s.f.)
Manuel González Prada
Exóticas; Trozos de vida (s.f.)
Prólogo de Luis Alberto Sánchez

Obra representativa del modernismo peruano, en la que se revelan aspectos métricos y poéticos hasta ahí inadvertidos en nuestro idioma. González Prada en su época fue reconocido más como pensador político que como poeta, aunque podría decirse que mucho de lo que manifestó a través de la prosa, fue conjugado previamente en verso.

Ricardo Palma: Tradiciones en salsa verde y otros textos (2003)

TRADICIONES EN SALSA VERDE Y OTROS TEXTOS (2003)
Ricardo Palma
Presentación de Alberto Rodríguez Carucci

NOTA A LA PRESENTE EDICIÓN

Para la presente edición de Tradiciones en salsa verde se ha utilizado la Edición Príncipe (1973), preparada en Lima por Francisco Carrillo y Carlos Garayar para Ediciones de la Biblioteca Universitaria en su Colección Clásicos Peruanos, basada en un manuscrito original de Ricardo Palma, perteneciente a Carlos F. Basadre. 

La sección “Otras tradiciones” contiene cinco de las Cien tradiciones peruanas, extraídas de la segunda edición publicada por Biblioteca Ayacucho, Colección Clásica, No 7, Caracas, 1985. Las notas que acompañaban a los ensayos, han sido adaptadas para esta edición. 

En la sección “Comentarios” se reproducen apreciaciones de Miguel Cané, Rubén Darío y Francisco Sosa acerca de Ricardo Palma publicadas como textos preliminares en la Edición Príncipe de Tradiciones peruanas, preparada en Barcelona por Montaner y Simón Editores, en 1893. En estos textos se respetó la ortografía original de la época. la época. 

En el caso de Cien tradiciones peruanas, se mantuvo en su mayoría las notas elaboradas por José Miguel Oviedo y se señalaron con asterisco a pie de página. En algunas se ajustó la información para la presente edición.
B. A.