3 de noviembre de 2013

Antenor Orrego proclama a Vallejo genio de la poesía americana

Durante las primeras décadas del siglo XX surge en Trujillo el Grupo Norte, agrupación de gran influjo en el desarrollo cultural de nuestro país. Estuvo integrado, entre otros, por Antenor Orrego, César Vallejo y Víctor Raúl Haya de la Torre. Este último es quien narra el episodio en una carta dirigida al historiador y crítico literario Luis Alberto Sánchez. La referencia bibliográfica al final del texto.
A. Orrego (por Julio Esquerre Montoya)
El grupo en 1916 hizo funerales nocturnales a Darío: Lectura íntegra (por la voz sonora de Garrido) de prosa y verso rubeniano, íntegros, con comentarios, vino, chocolate y lágrimas. Recuerdo algo tremendo: Vallejo lloró por Darío y gustaba el Nocturno (Los que auscultasteis el corazón de la noche, etc. que repetimos en coro); pero una noche en una cena de doce a tres, en "Los Tumbos", Vallejo proclamó su independencia poética y dijo que Darío era Darío pero yo soy yo y aquí llegamos al cero y del cero vamos a contar de nuevo. Lo recuerdo, porque (todo esto con los ojos llenos de lágrimas) Antenor se puso de pie y brindó por el nuevo genio de la poesía que tomará el puesto de Darío. No puedo olvidar eso. Orrego con aquel su tono vaticinador, pero al mismo tiempo de maestro (lo estoy oyendo) dijo algo así como esto: Óyeme César, te lo digo porque tu eres incapaz de envanecerte: tú eres genio, yo te proclamó genio de la poesía americana; y por eso sufrirás mucho (César Vallejo lloraba). Te proclamo yo humildemente, sin que nadie nos oiga, aquí en Trujillo, ¿ves? Tú eres el poeta nuevo superando en una ruta estelar a Darío. (El discurso continuó, pero no en tono oratorio, y proclamamos: ¡Darío ha muerto! ¡Viva Vallejo!, pero con un añadido festivo: ¡Chocano ha muerto! ¡Muera Chocano!). Esa noche tejimos una corona de hojas de laurel y coronamos a Vallejo. Todo entre nosotros. Todo sin alardes. Yo era el más alegre y recité aquello de Amado Nervo: Ha muerto Rubén Darío el de las piedras preciosas, etc. Todo esto quisiera escribirlo. Aunque cuando lo intento me tiembla la mano. (...)

V.R. Haya de la Torre y L.A. Sánchez: Correspondencia 1924-1976. Mosca Azul Editores, Lima, 1982. T II: pp. 139-140

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