2 de octubre de 2012

Fernando Pessoa: Estética de la abdicación

Conformarse es someterse y vencer es conformarse, ser vencido. Por eso, toda victoria es una grosería. Los vencedores pierden siempre todas las cualidades del desaliento ante el presente que les condujeron a la lucha que les dio la victoria. Se quedan satisfechos, y satisfecho sólo puede estar quien se conforma, quien no tiene la mentalidad del vencedor. Sólo vence quien nunca consigue. Sólo es fuerte quien pierde ánimo siempre. Lo mejor y lo más púrpura es abdicar. El imperio supremo es del emperador que abdica de toda vida normal, de los demás hombres, en quien la preocupación de la supremacía no pesa como un fardo de joyas.

Trad. de Ángel Crespo

1 de octubre de 2012

Javier Heraud: hambre

HAMBRE

Me comía los árboles de la avenida,
que los ojos con los hombres ciegos 
                                   querían devorar.

Me comía los balcones, las tablas, 
los patios, las rejas, los jardines, 
que los arquitectos querían devorar.

Me comía las emociones del mundo,
los sentimientos de los libros, 
que los "prácticos" querían devorar.

Me comía los niños, pues ya sabían
que aprendían cosas huecas. Y a 
quienes los maestros querían devorar...

Me comía a los hombres buenos
pues yo sabía que eran pocos
y a quienes los lobos querían devorar.

Me comía a mí mismo. Sí. A mí mismo.
Pues intuía que me querían devorar.

1958

23 de septiembre de 2012

W. B. Yeats: Un abrigo

UN ABRIGRO

De mi canto hice un abrigo
desde el tobillo hasta el cuello
cubierto con los bordados
de viejas mitologías;
mas los tontos lo cogieron,
para exhibirlo ante el mundo
cual si por ellos urdido.
Canción, deja se lo lleven,
que existe mayor audacia:
caminar todo desnudo.

Responsabilidades (1914)
Trad. de Ricardo Silva-Santisteban

A COAT
I made my song a coat
Covered with embroideries
Out of old mythologies
From heel to throat;
But he fools caught it,
Wore it in the world's eyes
As though they'd wrought it.
Song, let them take it,
For there's more enterprise
In walking naked.

17 de septiembre de 2012

Kenzaburo Oé: «¿Puedo decirte la verdad?» (El grito silencioso, 1967)

(...) -¿Los escritores? Es verdad que dicen cosas que se aproximan a la verdad, y que siguen viviendo sin que los maten a golpes y sin volverse locos. Esos individuos engañan a los demás con el entramado de su ficción. Pero lo que esencialmente mina la tarea de un escritor es el hecho mismo de que, una vez ha conseguido imponer un entramado de ficción, puede decir cualquier cosa, por muy horrible, peligrosa o vergonzosa que sea. Por muy seria que sea la verdad que dice, siempre tiene que presente que en la ficción, puede decir lo que quiera, por lo que es inmune desde el principio a cualquier veneno que contengan sus palabras. Y, a la larga, esto se le transmite al lector, quien se forma una pobre opinión de la ficción al considerarla algo que nunca llega a penetrar hasta los arcanos más profundos del alma. Mirándolo de esta manera, la verdad, en el sentido que en yo la imagino, no está presente en nada escrito o impreso. A lo sumo, todo lo que puedes encontrar es un escritor que dé un salto en la oscuridad al tiempo que pregunta: «¿Puedo decirte la verdad?» (...)

El grito silencioso, 1967
Traducción de Miguel Wandenbergh