Hora Zero es el movimiento poético peruano que mando a la mierda a casi todos sus antecesores. "Palabras urgentes", su acta de nacimiento, fue suscrito y publicado en el 70 por Jorge Pimentel y Juan Ramírez Ruiz -autores de 'Kenacort y Valium 10' y 'Un par de vueltas por la realidad' respectivamente-. El primero, respecto al manifiesto, ha dicho:
Se trató de una decisión valiente. Ante todo, para que alguien pudiera estar en Hora Zero debía ser valiente y no callarse nada. Para eso estaban los pateros. Nosotros decidimos levantarnos contra toda esa farsa. No estábamos dispuestos a seguir los preceptos de Hinostroza y su célebre frase de los desnudos griegos y los cholos calatos, ni tampoco el preciosismo de Eielson, o el verso hermético de otros poetas. Nuestra opción fue otra. Hubiese sido muy fácil escoger ese camino y así obtener becas, premios, currículum. Pero decidimos dejar el festín que significa la poesía peruana y nos fuimos para el otro lado, construyendo una nueva alternativa poética, lejos de los oropeles, los diamantes y el oro de nuestra poesía anterior. Y al tomar esta medida, nos condenaron a muerte, como apestados.
PALABRAS URGENTES
En esta época llena de desfallecimientos y omisiones la toma de situación y de conciencia es ineludible. Y esto se edita a consecuencia de la necesidad de manifestarnos como hombres libres y como escritores con una nueva responsabilidad, con una nueva actitud ante el acto creador, ante los hechos derivados de una realidad con la que no estamos de acuerdo.
Hora Zero quiere significar este punto crucial y culminante que vivimos. Y es también un punto de partida. Desde aquí empezamos a deslindar las situaciones literario-políticas del país.
Hemos nacido en el Perú, país latinoamericano, subdesarrollado, hemos encontrado ágiles ruinas, valores enclenques, una incertidumbre fabulosa y la mierda extendiéndose vertiginosamente.
De un lado los jaleos políticos, domésticos, con sus líderes torpes e ignorantes y de otro lado la sucia y poderosa mano del imperialismo norteamericano manejando a estos y desquiciando la voluntad de un pueblo.
Todo aquello ha hecho la hora irrespirable, ha sofocado a muchos hombres, ha hecho cómplices a otros de muertes innecesarias. Y ha convertido a este lugar en un país de culpables. Se nos ha entregado mucho para construir, pero la medida de nuestra construcción está dada por la cantidad de escombros que podamos aniquilar.