22 de noviembre de 2013

Danilo Sánchez Lihón: Un ángel caído del cielo

Semblanza de Luis Valle Goicochea, autor de Las canciones de Rinono y Papagil y fundador de la (verdadera) literatura infantil en el Perú.

Vallecito con los hábitos franciscanos
1.

Era Luis Valle Goicochea un ángel caído del cielo. Totalmente inerme, indefenso, expuesto al mundo arisco, despiadado y cruel de cada día.

Ante el cual batirse con toda la ingenuidad y la bondad herida que a él lo aprisionaba, era una batalla anteladamente perdida.

Era un ángel doblegado, pero no réprobo. Porque no todos los ángeles con algo de extravío son quienes entraron en rebelión con el padre y se hicieron protervos, sino que la mayoría de poetas son ángeles desterrados y desguarnecidos.

Pero este era un ángel despeñado, aunque conmovedoramente bueno. No es que pretendiera el trono y fuera castigado haciéndose execrable y siniestro.

En él ocurría lo contrario: a todo renunciaba. Y bebió el cáliz de la dulzura hasta probar su gota más fatal y amarga.

Ángel calmo, apacible y desvalido; habitando el horror del mundo ante el cual no tenía ningún escudo ni adarme con qué defenderse.

Una “rara avis” entre los seres humanos. Un ser signado con un estigma en la frente y en el alma, en quien hicieron mella todos los dardos, lanzas y espadas, sin que hubiera rodela o broquel tras el cual pudiera guarecerse.

7 de noviembre de 2013

Actualización #3: Sarduy, Puig, Arenas

Severo Sarduy
De dónde son los cantantes (1967)
De dónde son los cantantes (1967)
"Cubanas, chinas, españolas, católicas, drogadas, teatrales, paganas, circulando desde las carabelas a los self-services y de un sexo a otro, las criaturas de Sarduy van y vienen a través de un cristal de un parloteo depurado que le pasan al autor, demostrando así que no hay tal cristal , que no hay nada que ver detrás del lenguaje (...)" Más»
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3 de noviembre de 2013

Antenor Orrego proclama a Vallejo genio de la poesía americana

Durante las primeras décadas del siglo XX surge en Trujillo el Grupo Norte, agrupación de gran influjo en el desarrollo cultural de nuestro país. Estuvo integrado, entre otros, por Antenor Orrego, César Vallejo y Víctor Raúl Haya de la Torre. Este último es quien narra el episodio en una carta dirigida al historiador y crítico literario Luis Alberto Sánchez. La referencia bibliográfica al final del texto.
A. Orrego (por Julio Esquerre Montoya)

1 de noviembre de 2013

Actualización #2: Gérard Genette

Gérard Genette
Gérard Genette (París, 1930). Estudioso de la literatura y teórico estructuralista. Ha tenido gran influencia en el desarrollo de la narratología y la transtextualidad. Su rigurosidad le ha merecido un amplio reconocimiento en el campo de los estudios literarios.

11 de octubre de 2013

Actualización #1: Roland Barthes

A partir de ahora, para visualizar mejor las demás publicaciones, los libros completos se publicarán en grupos. 

Damos principio a esta sección con una colección de Roland Barthes, crítico, ensayista y semiólogo francés, figura fundamental del estructuralismo literario.

Roland Barthes

10 de octubre de 2013

Jorge Díaz Herrera: La sinfonía de Aranjuez

Extraído de La agonía del inmortal (1980). Madrid: Cátedra. También aparece de forma individual en la Revista Peruana de Cardiología, vol. 1, nº 1 (agosto - setimbre 2000).

LA SINFONÍA DE ARANJUEZ

Jardines de Aranjuez (Madrid)

"Maribel espera en la estación de Aranjuez. Cuando en los jardines del príncipe dan las cuatro de la tarde, el corazón de Maribel es una muchedumbre. Ella está en su cita, y él a punto de llegar. Sus miradas brincan entre los rostros de quienes descienden del tren. Y el tren que vino, se va. Maribel está al borde de las lágrimas. Pero la fortaleza de aquel amor nacido para perdurar la convierten en la mujer irreductible contra cuya esperanza nada han podido las reflexiones ni las iras de don Aristóbal: Maribel descubre, en la fuente de la plaza, que el murmullo del agua es la cara buena de la monotonía. Las palomas están ahí porque ellas también son parte del silencio perpetuo de las estatuas. La tarde crece, y ella se reparte entre las alcobas de los solitarios. Maribel es delgada, tiene los cabellos largos y la mirada inquieta, como si en lugar de ojos tuviera peces. Cuando ríe con su cabellera suelta de mujer desnuda entre las caricias de sus fugaces dueños, Maribel baila al compás de la sinfonía que todas las tardes, a las cuatro, la llena de rubores en la estación de Aranjuez.

7 de octubre de 2013

Carlos Tataje escribe un epitafio para Martín Adán

El poema ha sido tomado de Epitafios, libro ganador del Premio Copé de Plata de la XIV Bienal de Poesía «Premio Copé Internacional 2009»

Carlos Tataje en Poesía de miércoles
A Rafael de la Fuente Benavides,
Martín Adán
No quiero buenas ideas
tan sólo quiero un buen sueño
cual sarcófago del muerto
un Tuthankamon cualquiera
sin freno
por siempre eterno
navegando en el Leteo
con cuánto temor del tiempo
hoja de igual primavera 

6 de octubre de 2013

Roberto Bolaño: Extraño maniquí (poema dedicado a Jorge Pimentel)

Publicado en la revista Calandria de Tolvareñas #2 (16/11/1984).

Revista Calandria de Tolvañeras

EXTRAÑO MANIQUÍ
Extraño maniquí de una tienda del Metro, qué manera de observarme
y presentirme más allá de todo puente
mirando el océano o un lago enorme
como si de él esperara aventura y amor
Y puede un grito de muchacha en plena noche
convencerme de la utilidad de mi rostro
o se velan los instantes, placas de cobre al rojo vivo
la memoria del amor negándose tres veces
en aras de otra especie de amor
Y así nos endurecemos sin abandonar la pajarera
desvalorizándonos
o bien volvemos a una casa pequeñísima
donde nos espera sentada en la cocina una mujer

Cuentos del Tío Lino: La chancaca pa la chicha

Recopilado por Andrés Zevallos en Cuentos del Tío Lino. ([1980] 2011). Lima: Lluvia editores.

LA CHANCACA PA LA CHICHA

 El dibujo también es de Andrés Zevallos

24 de septiembre de 2013

José Watanabe: Tilsa, la pintora bendita

Tilsa Tsuchiya

TILSA, LA PINTORA BENDITA

Hace varios años tocaron mi puerta para devolverme unos libros con los que yo siempre había sido avaro. Me los enviaba Tilsa Tsuchiya. Eran colecciones de haikus, aquellos breves poemas japoneses que constituyen un ejercicio de humildad ante la naturaleza. Tilsa sabía que un haiku, uno solo, puede ensimismarnos varias horas. Por eso los tuvo siempre sobre su velador, para sus interminables días de paciente. Empecé a hojear los libros devueltos y extrañados: de uno de ellos sobresalía una nota fijada con una cinta engomada para que ningún descuido pudiera trasladarla a otro lugar. La nota traía un agradecimiento cumplidor, prescindible entre amigos, el verdadero mensaje que Tilsa se había asegurado que yo leyera, estaba en el poema de esa precisa página:
He visto muchas veces la luna
y tengo su bendición.
Ya puedo irme ahora.
Una semana después, bendecida por la luna del poeta Chiyo, se fue.

Conocí a esta amiga de tan elegante y delicada despedida en 1968. Ese año expuso en el Instituto de Arte Contemporáneo, que se había mudado de Ocoña a una casona de la calle Belén. Visité la exposición con mi amigo Lorenzo Osores, con quien solía practicar en las galerías el sarcasmo y la petulancia, gozo de juventud que no pudimos ejercer frente a los cuadros de Tilsa. Suspendidos de golpe nuestros humos, decidimos hacer una audacia que el espíritu de esos años nos permitía: ir de inmediato a conocer a la pintora. Todos estábamos para todos y el presente era perpetuo.

19 de septiembre de 2013

Manuel González Prada: Baladas peruanas (1935)

BALADAS PERUANAS (1935)
Manuel González Prada
Prólogo de Luis Alberto Sánchez
Una de las características de Prada fue su preocupación estilística. Sin embargo, del examen del manuscrito de las “Baladas” aparece que no volvió sobre ellas: hay muchas que quedaron inconclusas, y todas sin corrección. En el texto se verá cómo las tituladas “Fundación del Cuzco”, “La esmeralda del Sciri”, y “Origen de los Incas”, tienen versos truncos; y cómo la bella balada de “El floripondio” y la dramática “Zupay” apenas están esbozadas. Así quedaron hasta ahora. Nunca más las tocó la mano del autor, no obstante de que las reservaba para un volumen completo de Baladas. La vida pudo más que sus deseos poéticos: no supo nunca, mientras componía las baladas peruanas, que le acechaba la dura tarea de llevar a la realidad sus cantos.
L. A. Sánchez

Manuel González Prada: Canción de la india

Don Manuel

CANCIÓN DE LA INDIA

Con almas de tigre
Se acercan los Blancos.
Esposo querido
¡Salvemos, huyamos!
Es tarde, que llegan,
Te embisten airados,
Te cubren de injurias,
Te ligan las manos.
¿Adónde te arrastran
A modo de esclavo?
¿Adónde te llevan
Cual res de un rebaño?
Te llevan, te arrastran,
A luchas de hermanos.
¡Maldita la guerra!
¡Malditos los Blancos!

16 de septiembre de 2013

Manuel González Prada: Triolets

TRIOLETS

Algo me dicen tus ojos; 
mas lo que dicen no sé. 
Entre misterio y sonrojos, 
algo me dicen tus ojos. 
¿Vibran desdenes y enojos, 
o hablan de amor y de fe? 
Algo me dicen tus ojos; 
mas lo que dicen no sé. 

 II 
Para verme con los muertos, 
ya no voy al camposanto. 
Busco plazas, no desiertos, 
para verme con los muertos. 
¡Corazones hay tan yertos! 
¡Almas hay que hieden tanto! 
Para verme con los muertos 
ya no voy al camposanto. 

 III 
Los bienes y las glorias de la vida 
o nunca vienen o nos llegan tarde. 
Lucen de cerca, pasan de corrida, 
los bienes y glorias de la vida. 
¡Triste del hombre que en la edad florida 
coger las flores del vivir aguarde! 
Los bienes y las glorias de la vida 
o nunca vienen o nos llegan tarde.

Manuel González Prada

14 de septiembre de 2013

Manuel González Prada: Exóticas; Trozos de vida (s.f.)

EXÓTICAS; TROZOS DE VIDA (s.f.)
Manuel González Prada
Exóticas; Trozos de vida (s.f.)
Prólogo de Luis Alberto Sánchez

Obra representativa del modernismo peruano, en la que se revelan aspectos métricos y poéticos hasta ahí inadvertidos en nuestro idioma. González Prada en su época fue reconocido más como pensador político que como poeta, aunque podría decirse que mucho de lo que manifestó a través de la prosa, fue conjugado previamente en verso.

Ricardo Palma: Tradiciones en salsa verde y otros textos (2003)

TRADICIONES EN SALSA VERDE Y OTROS TEXTOS (2003)
Ricardo Palma
Presentación de Alberto Rodríguez Carucci

NOTA A LA PRESENTE EDICIÓN

Para la presente edición de Tradiciones en salsa verde se ha utilizado la Edición Príncipe (1973), preparada en Lima por Francisco Carrillo y Carlos Garayar para Ediciones de la Biblioteca Universitaria en su Colección Clásicos Peruanos, basada en un manuscrito original de Ricardo Palma, perteneciente a Carlos F. Basadre. 

La sección “Otras tradiciones” contiene cinco de las Cien tradiciones peruanas, extraídas de la segunda edición publicada por Biblioteca Ayacucho, Colección Clásica, No 7, Caracas, 1985. Las notas que acompañaban a los ensayos, han sido adaptadas para esta edición. 

En la sección “Comentarios” se reproducen apreciaciones de Miguel Cané, Rubén Darío y Francisco Sosa acerca de Ricardo Palma publicadas como textos preliminares en la Edición Príncipe de Tradiciones peruanas, preparada en Barcelona por Montaner y Simón Editores, en 1893. En estos textos se respetó la ortografía original de la época. la época. 

En el caso de Cien tradiciones peruanas, se mantuvo en su mayoría las notas elaboradas por José Miguel Oviedo y se señalaron con asterisco a pie de página. En algunas se ajustó la información para la presente edición.
B. A.

Oscar Ramirez: Cuarto Vecino (2010)

CUARTO VECINO (2010)
Oscar Ramirez
Cuarto Vecino (2010)
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13 de septiembre de 2013

Luis Alberto Spinetta: Guitarra Negra ([1978] 2006)

Guitarra Negra ([1978] 2006)

ADVERTENCIA DEL AUTOR
Como nadie tiene conciencia del “control” de los manuscritos, y aun de existir dicha conciencia, ésta no intervendría en mi obra sino como referencia simbólica a la licitud de la temática, propongo que se olvide cada palabra a medida que ella se lea.

11 de septiembre de 2013

Ciro Alegría: Recuerdos de Luis Valle Goicochea

El célebre narrador comparte algunos episodios de la vida del autor de Las canciones de Rinono y Papagil. Entre otras cosas, cuenta cómo se hicieron amigos, sus andanzas y peripecias en Trujillo, su distanciamiento (uno se fue a vivir a Lima, el otro emigraría tiempo después) y la tristeza, siempre la tristeza de Vallecito.
Luis Valle Goicochea
Recuerdos de Luis Valle Goicochea

Los primeros pasos de Luis Valle Goicochea 

Luis Valle Goicochea, es otro de los que ya no están. He podido encontrarlo, pues teníamos la misma edad. No teníamos la misma resistencia para soportar la muerte de los sueños. A Valle Goicochea, según me han contado, lo tronchó la vida. 

Creo recordar que el fino poeta lírico había nacido en la tan remota como pequeña ciudad de Tayabamba. Sí, recuerdo exactamente que era de la provincia de Pataz. Esas ariscas tierras quedan al otro lado del río Marañón. Yo nací en este lado, en una hacienda de la provincia de Huamachuco. Los mismos paisajes y la misma emoción del río dorado de tradiciones y leyendas dieron tónica a nuestra infancia. Pero conocí personalmente a Valle Goicochea en Trujillo. Esta ciudad era y es, aunque ahora ya no tanto por las facilidades existentes para llegar a Lima, un centro general de estudios que recluta alumnos procedentes de numerosas provincias del norte. 

Varios muchachos del Colegio de San Juan de Trujillo sacamos un periodiquito llamado Tribuna Sanjuanista, plagado de versos, espíritu beligerante, ganas de reformar el mundo y alegre humorismo. Los del Colegio Seminario, por esos años grande rival de San Juan, no tardaron en publicar Lumen. Era una suerte de revista atildada, seriecita. Entre los redactores hallábase Valle, que estudiaba para cura. 

El pintor Gonzalo Meza Cuadra, profesor de dibujo en San Juan, tenía su estudio abierto al parloteo de sus discípulos, varios de los cuales nos reuníamos allí para hablar de artes y letras. El «señor Meza», como le decíamos, era un espíritu bondadoso. Una tarde cayó por el estudio su hermano, que era cura, llevando al costado a Valle, que deseaba ver los cuadros. El poeta andaría en torno a los dieciocho años y era extraordinariamente flaco, a tal punto que parecía enfundado en la pulcra sotana. Ceñíase a la cintura una faja de tela azul, cuyos extremos colgaban a un lado. Este era su distintivo de seminarista. La cara de rasgos finos y color blanco pálido, tenía una expresión de melancolía que se acentuaba en los ojos. Esa tarde hallábase también en el estudio mi compañero de clase y grande amigo Carlos César Godoy, poeta muy alabado entonces y quien dejó de escribir con los años. Godoy y yo, fuera de poetas y embrionarios periodistas, éramos un buen par de mataperros, con ampliamente ganada fama de tales en el colegio. Nos pusimos a conversar con Valle y de entrada, tratamos de tomarle el pelo al curita. No tardó en ganarnos el limpio candor, la abierta nobleza, la auténtica buena fe con que Valle Goicochea hablaba. Godoy y yo podíamos reírnos de todo, menos de la bondad. Nos hicimos amigos. La conversación versó acerca de poesía en particular y letras en total, fuera de contener informes acerca de nuestros lares nativos, actividades y familias, esas «generales de ley» corrientes entre quienes acaban de conocerse y más si son muchachos. Al despedirse, Valle nos pidió con evidente interés que fuéramos a visitarlo en su casa. Estaba interno y le permitían salir los sábados.

9 de septiembre de 2013

Ricardo Vírhuez V.: Letras indígenas en la Amazonía peruana (2011)

LETRAS INDÍGENAS EN LA AMAZONÍA PERUANA (2011)
Ricardo Vírhuez Villafane
Letras indígenas en la Amazonía peruana (2011)
PRESENTACIÓN

El presente trabajo no debe verse como un ensayo terminado ni tampoco como un tratado sobre literatura indígena. Apenas son aproximaciones entres artículos que escribí para mi curso de literatura indígena en el programa bilingüe de la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana, de Iquitos, que entonces dirigía el profesor Roberto Bedoya.

Se trata, pues, de textos destinados a cubrir algunas lagunas sobre el conocimiento de la producción literaria indígena, y mi interés apuntaba principalmente a aquella bibliografía construida por profesores, lingüistas, antropólogos y curas en su afán por recuperar el inmenso imaginario oral de nuestros hermanos indígenas.

Y ya que mis alumnos eran boras, asháninkas,cocamas, yaguas, etc, es decir, indígenas amazónicos que se preparaban para ser maestros bilingües, me seducía la idea de compartir con ellos algunos alcances sobre construcción narrativa escrita, a partir de sus mismos cuentos orales; idea que me persigue hasta ahora y que en algunos artículos y conferencias he plasmado con la hipótesis de que la literatura oral puede ser, en muchos casos, el mejor ejemplo para la construcción del cuento moderno. 

3 de septiembre de 2013

«Palabras urgentes», primer manifiesto horazeriano

Hora Zero es el movimiento poético peruano que mando a la mierda a casi todos sus antecesores. "Palabras urgentes", su acta de nacimiento, fue suscrito y publicado en el 70 por Jorge Pimentel y Juan Ramírez Ruiz -autores de 'Kenacort y Valium 10' y 'Un par de vueltas por la realidad' respectivamente-. El primero, respecto al manifiesto, ha dicho:
Se trató de una decisión valiente. Ante todo, para que alguien pudiera estar en Hora Zero debía ser valiente y no callarse nada. Para eso estaban los pateros. Nosotros decidimos levantarnos contra toda esa farsa. No estábamos dispuestos a seguir los preceptos de Hinostroza y su célebre frase de los desnudos griegos y los cholos calatos, ni tampoco el preciosismo de Eielson, o el verso hermético de otros poetas. Nuestra opción fue otra. Hubiese sido muy fácil escoger ese camino y así obtener becas, premios, currículum. Pero decidimos dejar el festín que significa la poesía peruana y nos fuimos para el otro lado, construyendo una nueva alternativa poética, lejos de los oropeles, los diamantes y el oro de nuestra poesía anterior. Y al tomar esta medida, nos condenaron a muerte, como apestados.

PALABRAS URGENTES

En esta época llena de desfallecimientos y omisiones la toma de situación y de conciencia es ineludible. Y esto se edita a consecuencia de la necesidad de manifestarnos como hombres libres y como escritores con una nueva responsabilidad, con una nueva actitud ante el acto creador, ante los hechos derivados de una realidad con la que no estamos de acuerdo.

Hora Zero quiere significar este punto crucial y culminante que vivimos. Y es también un punto de partida. Desde aquí empezamos a deslindar las situaciones literario-políticas del país.

Hemos nacido en el Perú, país latinoamericano, subdesarrollado, hemos encontrado ágiles ruinas, valores enclenques, una incertidumbre fabulosa y la mierda extendiéndose vertiginosamente.

De un lado los jaleos políticos, domésticos, con sus líderes torpes e ignorantes y de otro lado la sucia y poderosa mano del imperialismo norteamericano manejando a estos y desquiciando la voluntad de un pueblo.

Todo aquello ha hecho la hora irrespirable, ha sofocado a muchos hombres, ha hecho cómplices a otros de muertes innecesarias. Y ha convertido a este lugar en un país de culpables. Se nos ha entregado mucho para construir, pero la medida de nuestra construcción está dada por la cantidad de escombros que podamos aniquilar.

Un poemita de Luis Valle Goicochea

16 
Tú eres mi hermana porque escribiste
conmigo, a escondidas,
el apodo a Don Benjamín en la puerta de la
casa. Porque una noche que llovía te preocupaste
conmigo
de un nido que la tala dejó al sereno...
Porque cuando eras chiquita te cargó la
Rarra...
Porque nos miramos juntos en los ojazos de
la vaca pintada...
Porque mamá es tu mamá...
¿Te acuerdas?
Sabíamos que los jilgueros jugaban en los
árboles cercanos,
y entonces la Rarra nos llamaba a mirar los
últimos pollitos...
¿Te acuerdas? Estabas conmigo
cuando murió mi corderito y para consolarme
me ofreció otro Rosalía...
Me preocupa hoy que estamos lejos
la pared torcida de la casa vieja...
Las canciones de Rinono y Papagil (1932)

2 de septiembre de 2013

Roberto Bolaño (comp.): Muchachos desnudos bajo el arcoiris de fuego (1979)

MUCHACHOS DESNUDOS BAJO EL ARCOIRIS DE FUEGO (1979)
11 jóvenes poetas latinoamericanos
Antología de Roberto Bolaño
Presentación de Efraín Huerta 
Prólogo de Miguel Donoso Pareja 

Poetas antologados: Luis Suardíaz, Hernán Lavín Cerda, Jorge Pimentel, Orlando Guillén Beltrán Morales, Fernando Nieto, Cadena Julián Gómez, Enrique Verástegui, Roberto Bolaño, Mario Santiago y Bruno Montané.

E. A. Westphalen: Belleza de una espada clavada en la lengua (1986)

BELLEZA DE UNA ESPADA CLAVADA EN LA LENGUA (1986)
Poemas 1930 - 1986
Emilio Adolfo Westphalen
Belleza de una espada clavada en la lengua (1986)
INCLUYE:
  • Las ínsulas extrañas (1933)
  • Abolición de la muerte (1935)
  • Belleza de una espada clavada en la lengua (Poemas sueltos aparecidos en revistas entre 1930 y 1978 incluidos bajo ese título en Otra imagen deleznable..., 1980)
  • Arriba bajo el cielo (1982)
  • Máximas y mínimas de sapiencia pedestre (1982)
  • Nueva serie (1984)
  • Porciones de sueño para mitigar avernos (Publicado por primera vez en esta edición)
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31 de agosto de 2013

Julio Ramón Ribeyro: Prosas Apátridas (1975, 1978, 1986)

PROSAS APÁTRIDAS (1975, 1978, 1986)
Julio Ramón Ribeyro
Prosas Apátridas
NOTA DEL AUTOR

El título de este libro merece una explicación. No se trata, como algunos lo han entendido, de las prosas de un apátrida o de alguien que, sin serlo, se considera como tal. Se trata, en primer término, de textos que no han encontrado sitio en mis libros ya publicados y que erraban entre mis papeles, sin destino ni función precisos. En segundo término, se trata de textos que no se ajustan cabalmente a ningún género, pues no son poemas en prosa, ni páginas de un diario íntimo, ni apuntes destinados a un posterior desarrollo, al menos no los escribí. con esa intención. Es por ambos motivos que los considero «apátridas», pues carecen de un territorio literario propio. Al reunirlos en este volumen he querido salvarlos del aislamiento, dotarlos de un espacio común y permitirles existir gracias a la contigüidad y al número.

29 de agosto de 2013

Carlos Eduardo Zavaleta: La visita de Ginsberg

El autor de Los aprendices recuerda la estadía del poeta Allen Ginsberg en nuestro país. Originalmente publicado en Revista Hueso Húmero Nº 32, Lima, diciembre 1995; y recopilado en: Zavaleta, C. E. (1997). El gozo de las letras: ensayos y artículos, 1956 - 1977. Lima: PUCP. Fondo Editorial.

Allen Ginsberg

La visita de Ginsberg

Barbudo, bajo, de voz gritona y con anteojos humosos, el poeta norteamericano Allen Ginsberg llegó a Lima a mediados de 1960 y despertó algún interés en los círculos intelectuales de la capital, primero, y luego del país.

En su corta visita hizo fácilmente amigos debido a su aire abierto y campechano, a sus costumbres libres y a su afán de mezclarse con el pueblo. Le gustaba recitar sus poemas y los de sus compañeros de la generación "beat" Jack Kerouac, Gregory Corso, Lawrence Ferlinghetti, Gary Snyder o Philip Whalen, quienes desde 1956 habían publicado sus primeros textos en la revista Evergreen, sobre todo en el número especial "San Francisco Scene". Pasar de la conversación a la poesía era casi normal en él, ya estuviéramos en el bar o en una casa familia. Algo había de sincero y de patético (en el sentido griego y castellano) en ese cuerpo frágil, vivaz y eléctrico, que se animaba rápidamente por los versos, el alcohol o la amistad.

Le fascinaban los mercados viejos y decía que al menos una vez al día desayunaba o almorzaba en ellos (le escaseaba el dinero). Además, contaba su admiración por su amigo novelista William Burroughs (autor de Almuerzo desnudo), quien había visitado medio mundo trabajando en toda clase de barcos, como antaño lo hiciera Herman Melville. Ginsberg también empezaba a viajar con muchas esperanzas de conocer países y reunir sus impresiones en un nuevo libro, pues apenas tenía Aullido para enseñarnos. Poco a poco, su extrema sinceridad y su vocabulario libérrimo envolvían a sus oyentes en algo así como una confesión no solicitada por nadie. Exageraba como todo artista y parecía haber vivido en un infierno y que se estuviera desahogando. Y cuando pasaba a recitar su libro, no sentía que él golpeaba físicamente a sus maestros y amigos ("las mejores mentes de mi generación"), que condenaba y golpeaba con valentía a su país, y que golpeaba a su propia madre y a su familia al leer "Kadissh".

28 de agosto de 2013

Corto basado en un cuento de Reynoso

"El Príncipe" pertenece a Cuentos Inmorales (1978), donde también aparece un trabajo de Lombardi, fue dirigido por José Luis Flores Guerra y está basado en el cuento homónimo de Oswaldo Reynoso (Los inocentes, 1961).


26 de agosto de 2013

César Olivares: Oficio y profesión en la Literatura

No son muchos los artistas que viven de su obra. La mayoría las ve negras para poder sobrevivir. César Olivares nos ilustra con humor este lado a veces desconocido de la vida de los escritores. La referencia bibliográfica al final del texto.

Paul Cézanne / The Artist's Father, Reading "L'Événement", 1866

Oficio y profesión en la Literatura

Aún recuerdo la sorpresa de mis alumnos y los incrédulos “¡Oh! ¡Ahhh! ¡Qué va a serr!” que soltaron una mañana en una de mis modestas clases de literatura, y sólo porque descubrieron que Luis Hernández Camarero, uno de nuestros más queridos poetas, concretizó su vocación de servicio en la práctica de la medicina. “¿Qué, profe, no es necesario estudiar literatura o pertenecer a la academia de la lengua para ser escritor?”.

Entonces fui al choque. Mis recelosos discípulos aún concebían a los poetas como seres elegidos por los dioses para comunicar entre los mortales su divina expresión. Es más, estos incipientes lectores de Homero, Sófocles, Víctor Hugo, Vallejo y otros resúmenes, pensaban que las condiciones necesarias que debe poseer todo libro para ser leído, es la irremediable muerte de su autor. “Profe, ¡qué bacán ese libro!... ¿Qué, su autor está vivo? ¡Yaaaa!”.

24 de agosto de 2013

José Watanabe: Álbum de Familia (1971)

Ópera prima de José Watanabe, con la que obtuvo en 1970 el premio "El Poeta Joven del Perú". Luego publicaría El huso de la palabra, Historia naturalCosas del cuerpo, entre otros.

23 de agosto de 2013

Cuentos del Tío Lino: Desde cuándo hay conejos

Zevallos, Andrés. (2011). Cuentos del Tío Lino. (10ª edición). Lima: Lluvia editores. p. 45.

DESDE CUÁNDO HAY CONEJOS

Fue que la Tía Chuspe crió tanto cuy que ya no había sitio ni qué dales de comer. Entón con el Tío pensaron llevalos a Contumazá pa vendelos. Como eran hartos, el Tío se puso a inventar cómo luiba hacer pa no tener mucho trabajo. Se puso a pensar y diun rato le dijo a la Chuspe: le echo lazo al ruco padre, monto en mi macho y lo voy jalando al ruco, mientras tú los vas sacando del cuyero paque lo sigan; cuando acabes, te vienes arreándolos, no sea que se queden puel camino.

Ya estaban entrando al pueblo por el Kike y los últimos cuyes tuavía estaban asomando por Las Alverjas. Eneso salió un perrazo bravo que los acabó de espantar; unos se metieron por las pircas y otros se fueron por los cerros, orejeando porónde venía el perro; ahí fue que les crecieron las orejas y desde entón hay conejos en el campo.

19 de agosto de 2013

Oswaldo Reynoso: Malte

MALTE

Del pupitre cayó una lúcuma. Verde oscura brillante como bolita de adorno de árbol de navidad rodó hasta mis pies. Malte, con disimulo, volteó la cabeza. En su mejilla izquierda, apareció un gracioso hoyuelo y con sus ojos grandes me rogó que le soplara la pregunta diez del examen de geografía. Es para ti, susurrando me dijo con su voz ronca de adolescente y clavó su mirada en la lúcuma. Vigilando de reojo al profesor-sotana, giré mi plana de examen sobre el pupitre. Con el lapicero, le indiqué: el río Amarillo queda en China. Malte me sonrió. Por entre sus labios, apareció la punta rosada de su lengua y diligente copió la respuesta. Gracias, me dijo. Cuando ya iba a recoger la luminosa lúcuma, unas impúdicas y enormes sandalias sucias surgieron del gastado piso de madera.

16 de agosto de 2013

Manuel Scorza: "Literatura: Primer Territorio Libre de América" [3]

Las paradójicas consecuencias de la incapacidad cultural

La historia es paradójica. El desprecio que por la inteligencia siempre tuvieron las ignaras oligarquías latinoamericanas permitió la liberación de su literatura. Si las oligarquías latinoamericanas hubieran comprendido la importancia capital de la palabra, la palabra no se hubiera liberado. Pero las corrompidas clases gobernantes americanas ejercieron, y ejercerán hasta el fin, un rol parásito: las oligarquías latinoamericanas no producen ni producirán un Tolstói, un Proust, un Henry James, un Flaubert. Y así como abandonaron el Ejército a las clases inferiores (lo que explica las revoluciones militares de la última época), así como abandonaron la Iglesia a las cunas plebeyas, así como abandonaron la Universidad a la clase media emergente, así como abandonaron el comercio a los señores extranjeros, abandonaron igual la literatura a los sectores sociales inferiores de la sociedad americana. Los grandes escritores de América –con excepciones, desde luego– proceden, casi siempre, de las clases inferiores. ¿Quién es Rubén Darío? Un indio chorotego de Nicaragua. César Vallejo, humilde profesor de escuela. Martí, hijo de celador de Penitenciaría. López Velarde, oscuro periodista provinciano. Mariano Azuela, médico de aldea. Eustasio Rivera, funcionario inferior. Argüedas, condenado a vivir entre esclavos indios. Neruda, hijo de ferroviario. Mariátegui, alcanzarrejones de periódico. Y los otros miembros de las pequeñas burguesías pobres que saldrán a (...) en las grandes urbes mundiales: todos vienen (o han pasado) de las profundidades del fracaso, de la miseria, de la humillación, del prejuicio y del desprecio. Todos o casi todos han vivido infancias atroces que ningún éxito absolverá. En su último reportaje concedido a la revista Crisis, Neruda dice:
Yo creo que también tengo ese sentimiento de pobre de nacimiento en los grandes restaurantes, en palacios o embajadas o en grandes hoteles. Me parece que, de repente, van a notar que estoy de más allí y que me van a decir: ¿Qué está usted haciendo aquí? ¿Por qué no se va? Yo siempre he tenido ese sentimiento desagradable de no pertenecer a tal cosa, a tal grupo.
Sentimiento de injusticia y cólera que da su carácter específico a la literatura. De ahí la misión reivindicatoria política, ética del escritor latinoamericano. Sus obras mayores no nacen para sostener la realidad: surgen para demostrarla, para demostrar su injusticia, su atrocidad, su podredumbre irremediable.

El modelo lingüístico lo establecen siempre las clases dominantes. La lengua de los señores es la única lengua. ¿Se concibe a los reyes hablando con los campesinos? "Produciría hilaridad la propuesta de que las clases dominantes inglesas adoptaran el modelo lenguaje de las clases trabajadoras", dicen Nwemeyer y Edmonds. En América Latina ocurre, justamente, lo contrario: el modelo cultural que se impone en la literatura no es el de las clases dominantes, sino el de las clases inferiores en contacto con la compleja riqueza de las nuevas lenguas. Por eso, a medida que el lenguaje de la literatura latinoamericana se hace más rico, el lenguaje de las clases dominantes y de sus lacayos intelectuales se hace más pobre: se pudre.

15 de agosto de 2013

Manuel Scorza: "Literatura: Primer Territorio Libre de América" [2]

En 1502 se establece la censura absoluta

¿Qué quiere la Inquisición? Enumerar sus atrocidades es menos importante que descubrir su sentido. La Inquisición se propone detener el tiempo. Justo en el instante en que el Tiempo occidental se comienza a acelerar España se detiene. Todas sus fuerzas espirituales se consagrarán, se agotarán, en adelante en la demencial empresa de paralizar la historia. Así, una locura se sobre pone a otra locura. En España se aspira a paralizar el tiempo. En América el tiempo se ha vuelto loco.

¿Los indios tienen alma? ¿Son seres humanos o bestias parecidas a los hombres? Por encima del cinismo del encomendero ignaro y bestial, la interrogación es teológica, metafísica. Y la respuesta es el drama al que se enfrentan los sobrevivientes del Apocalipsis de la Conquista. Porque la historia que propone la Historia es insoportable. Si se puede, en última instancia aceptar el despojo absoluto en el tener es imposible aceptar el despojo del ser. Y aceptar esa Historia, la única Historia, es una herida metafísica insoportable: significa la desposesión, la pérdida de la identidad, la locura. Porque los muertos -aunque sean un quinto de la humanidad- son los muertos. "Los muertos se retiran del juego" (Hegel). El drama mayor no es el exterminio físico: es el saqueo metafísico de los sobrevivientes: su locura. Esa locura es el fondo del lecho por donde, en adelante correrá el angustioso río del ser americano.

14 de agosto de 2013

Manuel Scorza: "Literatura: Primer Territorio Libre de América" [1]

El manuscrito fue hallado en la biblioteca de Scorza tiempo después de su muerte. Algunas referencias aparecen, por ejemplo, en entrevistas como esta. Según su familia, el ensayo nunca fue publicado. Más información en La República, la revista Mariátegui, este blog y la Biblioteca Cervantes.
LITERATURA: PRIMER TERRITORIO LIBRE DE AMÉRICA

No se pueden gobernar impunemente. Ni escribir, en América Latina menos que en ninguna parte. Hoy la malicia o la ingenuidad cambian de nombre: ante el drama de cientos de millones de hombres sumidos en la miseria, la desesperación, el abuso, continentes sometidos al estado de sitio, a la barbarie, son cinismo o complicidad. La palabra es demasiado importante. Siempre lo fue. Pero en otras sociedades coronaba o sacralizaba el poder. Hoy es poder. El análisis de J.P. Faye es justo. Los sistemas totalitarios son una manera arbitraria de leer la historia. Hitler asaltaba el poder, instaura el nazismo y provoca la guerra a partir de una lectura arbitraria de la Primera Guerra Mundial. Así funcionan todos los totalitarismos. ¿Qué hay detrás de las infatigables supresiones o modificaciones de las enciclopedias totalitarias?: el deseo de modificar el pasado. Porque la "ocupación de la historia" es fundamental. Los ejércitos pueden conquistar un territorio: hoy sólo los medios de comunicación pueden mantenerlo. El objetivo final de la televisión mundial es la creación de un mundo de esclavos felices. 

Las estructuras de poder reposan en la infraestructura de la palabra. Y al revés: sólo la palabra puede corroer estructura de Poder. Ningún cambio, ninguna revolución son posibles sin imaginaciones reductibles a las palabras. Para conquistar el paraíso se requiere imaginar el paraíso.

América Latina -la India, la nueva, la asiática- es consecuencia de una conquista. (La Argentina y el Uruguay son diferentes porque son producto de aluviones de inmigrantes; excepciones). Su constante historia es la dominación. Y el silencio. Las culturas precolombinas no fueron, desde luego, los paraísos de la utopía pero tenían una Palabra, su palabra. La conquista instala el silencio, fractura, destroza el universo imaginativo de pueblos para quienes lo imaginario -léase el Popol Vhu- era la historia. Hay que recorrer, despaciosamente, los deslumbrantes escombros de las mitologías precolombinas, admirar la infinita complejidad de su cerámica o su textilería figurativa o abstractura, evocar su mundo mítico para comprender lo que el silencio de la Conquista significa: la locura. 

7 de agosto de 2013

Abraham Arias Larreta: Ensayos sobre Literatura Peruana

ABRAHAM ARIAS LARRETA
(Santiago de Chuco 1908 - Kansas 1980)


Su poesía de inspiración raigal generalmente gira en torno al tema del cholo como personaje típico de la nueva sociedad peruana mestiza. La propia relación de sus creaciones son reiterativamente ilustrativas. Las voces que recogió mi meridiano (1931), La baraja del cholo (1935), Pregones cholos (1944), El cholo Puma Irayta (1944).
Saniel Lozano Alvarado


ENSAYOS SOBRE LITERATURA PERUANA


Más información:
La poesía chola de Abraham Arias Larreta (Gonzalo Espino Relucé)
Abraham Arias Larreta (Blasco Bazán Vera)

6 de agosto de 2013

Carlos Garrido Chalén: La palabra secreta (1977)

  • Información sobre el autor: 
Arte Poética | Unión Hispanomundial de Escritores (UHE) | Scribd

LA PALABRA SECRETA
Carlos Garrido Chalén (1977)


La creación literaria es en sí una arbitraria conjunción: tiene innúmeros factores, pero sólo algunos valederos: la terquedad, el amor propio, la imaginación. Carlos Garrido Chalén, joven carismático y apasionado, posee desde adolescente esos factores. Y los utiliza a perfección. El trajín de Carlos es firme y ascendente. En cada arremetida que da contra la mediocridad sabe blandir sus mejores recursos y las consecuencias son obvias: cuatro poemarios que lo catalogan como el mejor poeta vivo de Trujillo: Informes y contiendas, Llamado a la llamarada, En pie de guerra y La palabra secreta que justifica este comentario. Inéditos, pero ya con un vigoroso destino propio, esperan su enfrentamiento con la imprenta: Doce ceremonias para un solo encuentro, Ritual para un Continente, Oración para la mujer americana. Quizá sea precipitado, torpe, avenido, detallar los galardones que el poeta ha logrado. Pero en literatura como en cualquier otra actividad, los hechos son irrefutables. Y Garrido Chalén tiene en su haber óptimos hechos: Premio de Poesía “Juegos Florales Escuela Normal José Antonio Encinas” 1968, Premio Nor Peruano de Poesía 1969, Premio Regional de Poesía 1970, II Premio Nacional “Sesquicentenario de Fundación de la Universidad Nacional de Trujillo” 1974. Tenemos fe en Carlos. Cualquier hombre que a su escasa edad haya logrado dominar el idioma y las ideas como él lo está haciendo, es, irrefutablemente, un gran poeta. El resto, su consagración a mayores niveles del timorato ambiente local, lo dejamos a merced de su talento y el tiempo.
Santiago Merino Acevedo

  • Otros:
Puntada de zapatero (Artículos periodísticos)

22 de mayo de 2013

José Watanabe: El maratonista

EL MARATONISTA

Te has metido solo en esto, muchacho,
pero tu lentitud nos angustia a todos.
Después de tantos kilómetros, se acabaron tus fuerzas,
pero todavía insistes en llegar a donde ya no importa.
Esto ya no tiene sentido, no abuses
de nuestra piedad: anda a casa
y comprende que alcanzarte una esponja con agua
fue lo único que pudimos hacer por ti.

(Pero ama el niño que cree que puede
lanzar su energía como un rayo al centro de tu cuerpo
y a la vieja
que se santigua como si viera pasar un santo lastimado.)

Tus piernas son cada vez más pesadas.
Conozco cómo es eso: también sé
lo que es ansiar desesperadamente aire
para durar un poco más.

Al dar la curva encontrarás una calle solitaria.
Cambia el paso allí, disimula tu fracaso y camina
lentamente
pisando las hojas amarillas de la morera
como hago yo cada día, ya libre de toda competencia.

Banderas detrás de la niebla (2006)

17 de enero de 2013

¡Cuernoempanza!

¡Cuernoempanza! No lo habremos demolido todo si no demolemos incluso los escombros. Y no veo otro procedimiento para hacerlo que levantar con ellos hermosas estructuras bien ordenadas.
Padre Ubú

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De veras, este pata sube discos de Spinetta en alta calidad.

2 de enero de 2013

José María Arguedas: Llamado a algunos doctores

LLAMADO A ALGUNOS DOCTORES

Dicen que no sabemos nada, que somos el atraso, que nos han de cambiar la cabeza por otra mejor.
Dicen que nuestro corazón tampoco conviene a los tiempos, que está lleno de temores, de lágrimas, como el de la calandria, como el de un toro grande al que se degüella, que por eso es impertinente.
Dicen que algunos doctores afirman eso de nosotros, doctores que se reproducen en nuestra misma tierra, que aquí engordan o que se vuelven amarillos.
Que estén hablando, pues: que estén cotorreando, si eso les gusta.
¿De qué están hechos mis sesos? ¿De qué está hecha la carne de mi corazón?
Saca tu larga vista, tus mejores anteojos. Mira, si puedes.
Quinientas flores de papas distintas crecen en los balcones de los abismos que tus ojos no alcanzan, sobre la tierra en que la noche y el oro, la plata y el día se mezclan. Esas quinientas flores, son mis sesos, mi carne.
¿Por qué se ha detenido un instante el sol, por qué ha desaparecido la sombra en todas partes, doctor?

Pon en marcha tu helicóptero y sube aquí, si puedes. Las plumas de los cóndores, de los pequeños pájaros se han convertido en arco iris y alumbran.
Las cien flores de la quinua que sembré en las cumbres hierven al sol en colores, en flor se ha convertido la negra ala del cóndor y de las aves pequeñas.
Es el mediodía; estoy junto a las montañas sagradas: la gran nieve con lampos amarillos, con manchas rojizas, lanzan su luz a los cielos.
En esta fría tierra, siembro quinua de cien colores, de cien clases, de semilla poderosa. Los cien colores son también mi alma, mis infaltables ojos.
Yo, aleteando amor, sacaré de tus sesos las piedras idiotas que te han hundido. El sonido de los precipicios que nadie alcanza, la luz de la nieve rojiza, de espantado, brilla en las cumbres. El jugo feliz de los millares de yerba, de millares de raíces que piensan y saben, derramaré tu sangre, en la niña de tus ojos.
El latido de miríadas de gusanos que guardan tierra y luz; el vocerío de los insectos voladores, te los enseñaré hermano, haré que los entiendas. Las lágrimas de las aves que cantan, su pecho que acaricia igual que la aurora, haré que las sientas y las oigas.
Ninguna máquina difícil hizo lo que sé, lo que sufro, lo que gozar del mundo gozo. Sobre la tierra, desde la nieve que rompe los huesos hasta el fuego de las quebradas, delante del cielo, con su voluntad y con mis fuerzas hicimos todo eso.
No huyas de mí, doctor, acércate. Mírame bien, reconóceme. ¿Hasta cuándo he de esperarte?

Acércate a mí; levántame hasta la cabina de tu helicóptero. Yo te invitaré el licor de mil savias diferentes.
Curaré tu fatiga que a veces te nubla como bala de plomo, te recrearé con la luz de las cien flores de quinua, con la imagen de su danza al soplo de los vientos; con el pequeño corazón de la calandria en que se retrata el mundo, te refrescare con el agua limpia que canta y que yo arranco de la pared de los abismos que templan con su sombra a nuestras criaturas.
¿Trabajaré siglos de años y meses para que alguien que no me conoce y a quien no conozco me corte la cabeza con una máquina pequeña?

No, hermanito mío. No ayudes a afilar esa máquina contra mí, acércate, deja que te conozca, mira detenidamente mi rostro, mis venas, el viento que va de mi tierra a la tuya es el mismo; el mismo viento que respiramos; la tierra en que tus máquinas, tus libros y tus flores cuentas, baja de la mía, mejorada, amansada.
Que afilen cuchillos, que hagan tronar zurriagos; que amasen barro para desfigurar nuestros rostros; que todo eso hagan.
No tememos a la muerte, durante siglos hemos ahogado a la muerte con nuestra sangre, la hemos hecho danzar en caminos conocidos y no conocidos.
Sabemos que pretenden desfigurar nuestros rostros con barro; mostrarnos así, desfigurados, ante nuestros hijos para que ellos nos maten.
No sabemos bien qué ha de suceder. Que camine la muerte hacia nosotros; que vengan esos hombres a quienes no conocemos. Los esperaremos en guardia, somos hijos del padre de todos los ríos, del padre de todas las montañas ¿es que ya no vale nada el mundo, hermanito doctor?
No contestes que no vale. Más grande que mi fuerza en miles de años aprendida; que los músculos de mi cuello en miles de meses; en miles de años fortalecidos, es la vida, la eterna vida mía, el mundo que no descansa, que crea sin fatiga; que pare y forma como el tiempo, sin fin y sin principio.

***
Arguedas escribió el poema "Llamado a algunos doctores" originalmente en quechua. La versión castellana –del autor mismo- se publicó en El Comercio de Lima, el 10 de julio de 1966. La versión original apareció el 17 de julio de 1966 en el mismo rotativo.